miércoles, febrero 25, 2009

Clavar

Gritos y gritos . . .

En el cuarto de a lado le están poniendo, la verdad al principio los gritos fueron algo curiosos, pero después me sentí raro y algo incomodo. Así es que decidí hacer algo que seguro apreciaría si alguien lo hiciera por mi: Les puse música.

Le subí al radio y me dedique a buscar música apropiada para tan íntimo momento. Así me evito oír y además les hago ameno el intercambio de fluidos mientras se llenan los oídos con una fina selección de éxitos.

Obviamente se me ocurrió que sería propio poner algo como Celine Dione, Air Supply, Bright eyes, Sigur Rós, Barry Manillow y claro también el jazz para el romance.

Pero ¿por que tener una aventura así?, tan clásica, tan común. Mejor ponerle sabor al acto con mis más preciados Exitos de los 80's:

  1. Overkill Men At Work
  2. Whip It Devo
  3. Young Turks Rod Stewart
  4. Big In Japan Alphaville
  5. Forever Young Alphaville
  6. Take On Me A-ha
  7. Tarzan boy Baltimora
  8. Square Rooms Al Corley
  9. All Right Christopher Cross
  10. Never Gonna Give You Up Rick Astley
  11. Born to be Alive Patrick Hernández
  12. Turning Japanese Vapors
  13. Never Ending Story Limahl
  14. Arthur's Theme Christopher Cross
  15. Don't You Forget About Me Tears For Fears
  16. Sailing Christopher Cross


Nada como mezclar el amor con los sintetizadores de Duran Duran y el Synthpop de A-ha. ¿Quien no querría abrazar y morder mientras oye a Baltimora y su Tarzan boy? nada mejor para aflojar el cuerpo que un poco de "o o o o o Square Rooms"


Espero aprecien mi fina selección musical, por que a mi me da mucha risa; ya llevan un rato pero yo sigo con mis golden hits.




"Chingas tu, Chingo yo, Chinga tu madre"

(Molotov)


Efra Ríos



martes, febrero 24, 2009

Motivación

Perdón por el abandono de la semana pasada, pero estaba muy ocupado tratando de estudiar para economía 3, les dejo estos demotivadores a ver que les parecen:





Eventualmente tengo preparada una sorpresa, pero como no tengo scanner en México tendrá que esperar unos días.
Mil Gracias a Mobs, Monse, Rikas, al anónimo (que me intriga), y a todos los que comentan regularmente en esta palestra.
"y ruegale a Díos que no me extrañes"
Efra Ríos





jueves, febrero 12, 2009

Madeleine

Guess we'll never see poor Madeleine again . . .


Hace tiempo que tengo a Madeleine conmigo, sólo que antes no me importaba mucho; estaba arrumbada en un rincón de mi cochera junto con las demás bicicletas. Pero Madeleine es algo especial y en un día de ocio me decidí a repararla y restaurarla.


Madi tiene una larga historia en mi familia; fue comprada en 194? como un regalo para mi tía la mayor, de ahí se heredo a toda la familia de mi mamá. Todos mis tíos aprendieron a montar una bicicleta en ella y más de uno se rompió un brazo paseando por el D.F. Pero finalmente acabo en nuestra casa tirada y muy maltrecha por los años de uso y el abandono de las ultimas décadas.



Madi después de su primer viaje al correo.


La bicicleta esta presumiblemente hecha en Inglaterra; la mayoría de las piezas que encontré en ella eran inglesas, en ese momento fue que me enamoré aún más del proyecto.


La comencé a despintar y desarmar con cuidado y me di a la tarea de buscar todas las piezas, tarea que me llevo a conocer lo más recóndito de la calle de san Pablo en la merced. Ahí se encuentra uno de todo, además de encontrarse con una prostituta en cada columna de cada local. Pero eso parece ser tema de otro escrito.


Enlace

La restauración tomo mucho trabajo, pero finalmente sentí que estaba ocupando mis vacaciones en algo de provecho en lugar de tirarme a la basura solo. Después vino la maldita pintura y el rearmado el cual no pude hacer solo y la tuve que llevar al taller de la surtidora. Se me ocurrió montarle un generador para la luz y pintarle el nombre con el que ahora será conocida.


El nombre viene de una canción de The Decemberists en donde hablan de una bicicleta que han robado y cuyo nombre era Madeleine, a mi me gusta mucho la canción y pensé que sería interesante ponerle así a la bicicleta. Finalmente las cosas merecen un nombre y como es costumbre le puse nombre de mujer.



y así es como se llama.


Siento que se ve bastante interesante andar en bici en la ciudad, uno se ve como un escritor atormentado (o como un repartidor de farmacia de segunda). Quizás resolvería muchos de los problemas de transito y accidentes, además de ser un medio más humano, el ego de tener el motor más grande regresaría a la potencia de tus piernas (que en mi caso es mínima.) 



Madeleine de frente con su campanilla marica


Este es mi nuevo transporte, pronto espero comprar otra bicicleta para ir más lejos, quizás una de carreras o una de montaña por que las piedras en San Angel le cuestan mucho a madi, y sobre todo a mi que voy saltando en el asiento. 


"Eres como una baraja . . ."

(La autentica de Jerez)

Efra Ríos

lunes, febrero 09, 2009

Brigitte

La cuarta entrega de esta breve serie es también la última; este fue el último cuento que escribí el año pasado y lo escribí pensando en el interés que le tengo a la vida en parís durante el final del s.XIX y el principio del s.XX.

La historia de Maladroit es la única a la cual quizás le escriba una segunda parte. Debo admitir que el mismo personaje que yo creé me intriga bastante; sus orígenes, sus modos y su figura son algo aún por imaginar.

Estoy seguro que la inspiración que me llevo a imaginar a Maladroit sigue vigente. Al menos lo suficiente para llevarme a descubrir quien es y de donde viene. 

Sin más, el fin de la serie.

Brigitte

Los guantes blancos con el encaje de flores se tienden sobre la mesita de noche. el miriñaque de la falda esta ajustado y se ciñe perfectamente al talle de avispa que caracteriza a Brigitte Maladroit, finísima señorita de una oscurísima reputación.


Y no es que en estos modernos tiempos de 1890 se haya perdido la decencia y con ella haya desaparecido la buena moral, ni mucho menos que a tan fina señorita le falte alguna de estas cualidades. No, la oscuridad de su reputación obedece a la galante forma de relacionarse con los caballeros, (Galante, siempre en referencia a los tímido  y recatado de su trato).


Maladroit se prepara para una noche de estreno en París. Las nuevas operas siempre congregan a las más delicadas señoritas casaderas de toda la île de France. Hoy por la noche se estrena El último trabajo de Claude Debussy, obra muy esperada por toda señorita en edad de desposarse, nunca por el contenido dramático, sino por el elenco que la protagoniza y los caballeros de noble y acomodada posición que vendrán a presenciarla.


Esta noche, como en todas las de estreno, el brazo de la Fille Maladroit se ve entrelazado con el de algún nuevo rico parisino. La sociedad jamás cataloga a Maladroid como una libertina, más bien, como una señorita sin suerte a la que los caballeros y la fortuna nunca encuentran dispuesta ni al mismo tiempo.


Los encantos de Brigitte Maladroit son innegables pero siempre ocultos. No debajo del impecable pudor de su escote, sino por el velo de su nerviosa plática; sanguínea, interesante y a su vez lacerante de maneras insospechadas a los oídos de los caballeros de sociedad.


Su madre insiste que L’enfant Terrible de la maison Maladroit debe desposarse pronto, pero a Brigitte poco le importa. Ella maneja sus redes con la astucia del mejor pescador de Marsella. Y es aquí donde se revela lo oscuro de su trato y reputación.


Ella navega el canal de la mancha sin bandera naval propia de un acorazado, sus cañones guardados detrás de las troneras enmascaradas. Hasta el más astuto Nelson podría confundir la fragata con un simple mercante. Pero armada hasta los dientes transforma su encaje en ganchos, las caricias en cuerdas y los recuerdos en púas.


Los más distinguidos caballeros se transforman en cenizas por la farsa que lleva a termino en todas sus conquistas, el mando pasa sutilmente a sus manos, las chisteras y los relojes de cadena se vuelven simples envolturas de cadáveres. Ahí es cuando Brigitte se voltea a contemplar a su presa y le recuerda que su caída no ha tenido más culpable que él mismo. Le recuerda que de la maison Maladroit solo puede salir olor a rosas y aceite bendito, que ella seguirá siendo la inocente señorita tímida, modosa delicada y brillante.


Es ella en verdad un conflicto andante; Eterna pelea entre la sonrisa tímida de socialité parisina y las manos de legionaria senegalesa que mata a placer, oscura como el color de la raza africana.


El poder nada importa ya, pues pasajero o jinete, todos sus amantes quedan en el la vereda implorando al cielo que pase otra diligencia por su camino. Los humillados ya nada pueden decir; las burlas y la presión resultarían insoportables.


La miro pasar por el mezzanine del teatro y a la vez advierto al pretendiente de moda prendido de su brazo. Nada me gustaría más que advertirle de su suerte, decirle que debajo del parasol que ocupa en el parque no solo esta su sonrisa de niña y su curiosidad por aprender nuevas cosas. Que debajo de la sombrilla Maladroit lo sabe todo, ella siempre tendrá el dominio y su condición siempre le permitirá tirar a cualquiera como pomo de botica al terminarse la cura.

Frente del mostrador las señoras de sociedad se comentan tras de los abanicos los buenos deseos para que esta vez Maladroit pueda encontrar al amor de su vida. Yo lo único que deseo es que su apetito quede saciado pronto


Ahora, convertido en un simple vendedor, carezco de la clase social para criticar a tan fina dama, pero alguna vez vivi para ver en su rostro una sonrisa y dediqué el simple acto de respirar a su existencia.


La función comienza ya, el mostrador que tengo enfrente se vacía y la afortunada víctima se llena de orgullo mientras camina a su palco, pues cree que el la podrá enseñar a amar. La luz se apaga y la perversidad en la mirada del caballero crece, pero nunca a los niveles que en la mente de Maladroit se registran.


Pero ella, como ya fue mencionado, nunca será más que una señorita tímida, y yo jamás pasare de ser un caballero venido a menos que, por amor, perdió sus propiedades y fortuna. Así estoy condenado a vender bolsitas con nueces en los estrenos y recibir como pago el desprecio de la altiva sociedad parisina.



Efra Ríos


martes, febrero 03, 2009

Deutschland Bundesrepublik

El cuento anterior fue, más bien, un pequeño ensayo fantástico que se me ocurrió mientras hacia servicio social dando clases de arte en un pequeño centro comunitario en el barrio de Tepeximilpa en Tlálpan. Los pubertos me parecían más interesantes que los pequeños (aunque estos últimos eran muy cariñosos e inocentes).

El siguiente es quizás mi cuento favorito; Me recuerda mucho el alivio que sentí al escribir para escapar de todo el desmadre en el que se convirtió mi vida hace algunos meses. Además hace referencia a un evento que me ha intrigado durante años: La vida en el bloque socialista.

Espero le encuentren el sentido; lo tiene y quizás a veces más del que me gustaría admitir.

Sin más, la tercera entrega:

DFR

Mis zapatos hacen mucho ruido. Ya casi no pudo mantener el paso; Hace treinta metros vi las linternas de los guardias asechar y casar a varios de mis compañeros. el trago de vodka solo me amargo la boca y no me agrego más valor.


Ya había decidido huir de la DDR desde hace 6 meses, lo pensaba mientras desayunaba en una reunión del buró. Pensaba en conservar la calma mientras me imaginaba liberado de este horrendo traje de solapas brillantes y este viejo sombrero sin planchar.


Cada día previo a mi huida me imaginaba un mundo nuevo, prospero, sin filas para comprar pan y con miles de opciones en cada anaquel: miles de zapatos, miles de camisas, miles de radios, de cámaras, de discos. Una orgía de colores y de productos, de plásticos y barnices.


La libertad de gritar de comer, de tocar, La libertad de elegir.


La mañana que inicie mi andar puse en practica la trama que tenia ya escrita para poder escapar. Me acerque al centro de Leipzig, las metrallas de los guardias en el muro no me asustaban ya, ellas también me conducirían a mi objetivo final: Dejar mi mundo, dejar atrás mi vida.


Al caer el sol me escondí en el portaequipajes de un viejo Trabant azul; el ruido de sus dos cilindros me destrozaba la cabeza durante cada kilometro que avanzábamos rumbo a un pueblo alejado, donde la vigilancia era escaza.


-Baja ya, corre rápido y buena suerte, la gente en la DFR será amable contigo-, corrí por la oscuridad hacia donde el corazón me marcaba el fin de mi vida y el inicio de otra. 


Ahora que me encuentro por fin a los pies de la barda me he detenido para atar las cintas de mis zapatos antes de intentar el salto. En ese momento, al voltear mi espalda hacia la barda, di la cara por ultima vez a la DDR. La Voz de Erick Honecker resonaba una vez más en mi cabeza y entonces, mientras buscaba huecos en la barda, sentí la nostalgia. Sentí la dulce tristeza de dejar atrás un mundo lleno de Trabants, de frutas de temporada, de la confianza de tener siempre pan y la cobija del partido. La dulce nostalgia de no tener que elegir, de no sufrir lo abrumador de un mundo en movimiento.Nostalgia de un mundo de pepinos Sttepewald y estatuas de Marx y Lenin por las calles. 


Mi existencia estaba completamente llena y de pronto me encuentro trepado casi a un cuarto del muro, apenas despegado del suelo. Me invade saberme dueño de lo poco que tenía, pero más aún me invade el temor de lo que esta por venir. Justo faltando medio paso para dar el salto me dio miedo, miedo de elegir, de vivir en la promesa de conseguir lo que quiero para mi vida, vida que estaba por cambiar completamente.


Y sentí entonces los brazos de mis camaradas jalando mi espalda hacia mi vida, pidiendo que sufriera con ellos por conseguir el sueño de Marx, sueño que para mi, estaba a punto de terminar.  No lo niego, nunca fue pesado caminar brazo a brazo con mis camaradas avanzando hacia el estado perfecto, pero la textura de las piedras en mis manos, me recuerda que ya no habia retorno.


Lo decidí hace seis meses, cuando caí en la cuenta que necesitaba conocer la DFR, nunca por odio a mi patria socialista, sino por que mi vida fluía en esa dirección, para poder enfrentar el juego.


Ya casi amanece y mis ojos se asoman sobre el muro hacia el campo nuevo, la barda ha quedado atrás después de un salto y ahora corro. Mi vida también decidió saltar y siento las almas de los obreros y campesinos atrás de la mía. Decidieron acompañarme en mi aventura, decidieron conocer mi nuevo destino.


Ya no me asustan mis pasos, la luz tiñe de naranja mis zapatos. Ahora los guardias no pueden hacer más que mirarme y culparse mutuamente.


Me tiro de rodillas por las nauseas de la emoción.


No se que me espere en la DFR, pero al menos sé que no dejaré de correr.




Efra Ríos




domingo, febrero 01, 2009

Servicio Social

Antes de continuar con la serie quiero agradecer los que comentaron sobre el cuento anterior. El pasado fue una historia situada en uno de mis lugares favoritos durante una de mis épocas favoritas; Este está situado en el saloncito donde llegue a dar clases como parte de mi servicio social.

De nuevo, no implica que lo siguiente ocurriera en la realidad, tampoco implica que sea fantasía; es entonces, simple literatura con un vago estilo de cuento.

Sin más preámbulos, la segunda entrega de la serie:

Servicio Social

Suena la campana y se oyen los pupitres chocar en lo que cada niño ocupa su lugar en las ya gastadas bancas del salón de arriba donde se reúnen, con puntualidad inglesa, los alumnos del 4to B


Los niños, todos de rasgos latinoamericanos, se amontonan en torno a la entrada con tal de ganar un lugar. Algunos comienzan su despertar a la pubertad, otros se refugian en la paz y la calma de la niñez.


Los más grandes cuchichean sobre sexo. Las niñas por su parte pierden el tiempo hablando de boberías mientras que el mito de los reyes magos aún logra entretener a los más inocentes. Una fría mañana de noviembre los tenia presos en el salón por disposición de la H. autoridad del distrito escolar; Lo cual enterraba cualquier posibilidad de salir a tirar una cascarita al sucio patio de la primaria Dr. Pedro Azpe durante al menos, el turno matutino.


Alejados del amor las aguas de sus almas reposan sin la perturbación del profundo dolor que, como S. Freud decía, provocan siempre los otros seres humanos. Son en concreto, sufrientes en potencia; tarde o temprano sus almas se llenarán del dolor intenso e inagotable provocado por el Amor.


Aún la mayoría de los niños no sienten atracción por sus contrapartes, y si las féminas la sienten, serán como su cultura marca: simplemente muy sutiles.


Son solo agua en calma esperando las piedras para agitarse violentamente al compás del dolor y el sufrimiento; el hambre, la miseria, y el subsistir siempre resultan menores problemas ente el eterno dilema del amor; En mis años como biólogo nunca encontré especie más rara, no hay en todo el reino de lo vivo otra que ponga en riesgo su subsistencia por amor. Rara especie que logra anteponer el amar al comer, y llega en ocasiones a vincular su propio deseo de vida con el acto de amar.


Pero quizás sea esto lo que nos convierta en humanos, además de nuestro cerebro y nuestros pulgares oponibles. La esencia cambiante es el amor que cambia, pues la mayoría cambiamos de amores, pero siempre amamos algo.


Y así pasan su día, como agua sin agitar, como sufrientes en potencia; Bien puede ser esta la esencia que logre en ellos transformarlos de simples humanos, a belleza digna.



Efra Ríos